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En estos días, un grupo de baristas de Starbucks ha protagonizado protestas en más de 100 tiendas en EE. UU. alegando que un nuevo cambio en el código de vestimenta “les impide expresar su individualidad”. El nuevo uniforme, que exige camisetas negras lisas, camisas de cuello o polos, junto a pantalones khaki o jeans azules o negros, busca estandarizar la presencia de los colaboradores bajo el clásico delantal verde.
¿El problema? Para estos trabajadores, la vestimenta debería permitir mayor “autoexpresión”.
¿La realidad? Han olvidado algo fundamental: forman parte de una empresa con una identidad, una experiencia que proteger y una estructura que mantener.
Starbucks no es un escenario para la autoexpresión individual, sino una marca global centrada en el cliente.
La intención de la cadena al implementar esta política no es antojadiza. Busca garantizar que un cliente en Nueva York, Chicago o Miami viva una experiencia coherente y reconocible. La vestimenta no es solo ropa: es parte del lenguaje visual de la marca.
Y aunque respetamos la voz de los colaboradores —porque sin ellos ninguna operación es posible— también es necesario recordar que:
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Cuando formas parte de una empresa, te integras a una cultura que tiene normas. Y esas normas no se definen en función del gusto personal, sino del propósito colectivo.
⚖️ El balance correcto: identidad de marca + ambiente laboral sano
En JLP Global trabajamos con decenas de marcas gastronómicas que enfrentan desafíos similares: cómo proteger la experiencia del cliente sin descuidar a los equipos que la hacen posible. Pero eso implica liderazgo claro, y también colaboradores que entiendan que la libertad individual dentro de una organización siempre se equilibra con el orden, el servicio y la coherencia.
Vestirse con un uniforme no es una amenaza a la identidad personal. Es simplemente aceptar que durante ese turno, tu trabajo forma parte de algo más grande que tú.
¿Qué mensaje enviamos como industria?
Si cada barista impone su propio estilo, si cada local adapta su presencia visual según el estado de ánimo del equipo, entonces ¿en qué se convierte la marca?
¿Dónde queda el respeto por el cliente que espera algo concreto cuando cruza la puerta?
Más allá del activismo superficial, esta situación es un llamado de atención para líderes, franquiciados y emprendedores:
- No se trata de ignorar a los equipos.
- Se trata de tener políticas claras, bien comunicadas y enfocadas en el propósito mayor.
- Y cuando esas políticas buscan ordenar, no excluir, deben ser respetadas.
📣 En JLP Global ayudamos a empresarios gastronómicos a encontrar ese balance entre cultura de marca, liderazgo organizacional y bienestar del equipo. Porque una empresa no se sostiene solo con emociones; se construye con visión, estructura y respeto mutuo.
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